Saludos señoras y señores, quisiera compartir con ustedes una incógnita, una duda, un pensamiento que me corroe y a la vez me insta a obtener una respuesta. Quisiera saber si alguien siente lo mismo que he llegado a sentir yo a lo largo de mi vida videojueguil. Empecemos, como siempre, por el principio. Eras un […]
Saludos señoras y señores, quisiera compartir con ustedes una incógnita, una duda, un pensamiento que me corroe y a la vez me insta a obtener una respuesta. Quisiera saber si alguien siente lo mismo que he llegado a sentir yo a lo largo de mi vida videojueguil.
Empecemos, como siempre, por el principio.
Eras un niño pequeño, no tenías acceso a Internet, incluso, desconocías qué era la gran red y todo lo que ésta podía proporcionarte. Pequeño e inocente de cuanto te rodeaba, desconocías, también, qué era piratear algo, qué era una flashcard, qué era usar trucos, qué era, qué era… fantástica ignorancia.
Siendo así, los únicos juegos que caían en tus manos, eran aquellos que comprabas por intuición, porque te había gustado la caratula al verlos, sin quererlo, en alguna conocida tienda, aquellos que comprabas bien con tu dinero que tanto habías ahorrado, o con el de los padres siempre presentes.
Nunca comprabas un juego habiendo visto antes un previo análisis, recordad, no teníamos acceso a Internet, desconocíamos si el juego iba a ser una chafa o no, pero una cosa está clara, los vivías con mucha más emoción que ahora. Puede ser, que al haberte gastado el dinero, le dieses más oportunidades incluso aunque el juego fuera una basura. También puede ser que, al ser comprado, supiera mejor al paladar, qué sería…
Actualmente, raro es aquel que no posea una FlashCard, que no tenga su sobremesa pirateada (o flasheada, como suele decirse también). Cada vez, son menos los juegos originales que llegan a nuestro ser, descargamos juegos de una manera desconsiderada, y muchos de ellos, los guardamos en una funda después de haberlos jugado durante 2 míseros minutos para no volver a sacarlos nunca más.
Creo que, con el tiempo, nos hemos convertido en una generación caprichosa (siempre, en general), tenemos a nuestro alcance cualquier medio de entretenimiento virtual en unos pocos minutos o escasas horas. Creo que, en muchos casos, de seguir así, sin darle a los juegos el valor que se merecen, si seguimos viéndolos como «uno más» de los 30 que me descargué ayer, y explotándolos malamente hasta la saciedad, perderemos ese gusto que en principio teníamos por ellos, perderemos, cómo no, aquella infantil ilusión de coger tus 2 o 3 juegos originales favoritos, y realmente disfrutar con ellos.
Qué opinan ustedes, ¿alguna vez han tenido la sensación de que están abusando de las descargas de videojuegos y los disfrutan menos que antes, al no darle el valor que tienen en muchos casos merecido?